Beaulieu

Para mi llegar a Beaulieu siempre es un sueño... sueño en el sentido literal de la palabra: los párpados me pesan, el cuerpo reclama tumbarse en la cama, dejar que el Sol que siempre entra por la ventana (Que hace la vez de cabecero) me inunde, me llene de calor y energía.
Notar como cada vez peso mas, todo va fluyendo (los problemas se van marchando calladitos, los noto como van resbalando por dentro, y se caen profundo a la tierra)

Solo deseo dormir...Mas bien reposar, hay algo en esta región que invita a quitarse todas las preocupaciones, las prisas, y dejarse mecer por el latido profundo de la tierra.

Tierra. Una tierra hermosísima...
tierra es una deficinión en sí misma, Como dice Laurent, la tierra te llama, te marca su ritmo lento pausado. Te acoge y te regala... es generosa! el Sol es una bendición constante, no es un espejismo del cielo... está presente, calienta por dentro, lo baña todo de color oro. Los árboles son de cuento de adas, ahora, en otoño, son un arcoiris de hojas: marrones, rojas, verdes, amarillas... y este mes comienzan a regalarlas al suelo para que se nutra y brille con esta hierba verde y suave.
El agua... pero que tierra generosa! a pesar del Sol, es agua es abundante, el Dordoña, ancho y fuerte lo riega todo, le da de beber a árboles y cultivos, a animales y flores.
Cuando llueve lo hace con una explosión de gotas...que van arreciando, que van dejando pasar de nuevo a un Sol mas limpio, mas brillante.

Por la noche es el territorio de la niebla, que cubre todo el valle de Blanco. Para los Druidas es el quinto elemento, es utilizada para los encantamientos, para ocultarse, para desconcertar... Cada vez que conduzco en la oscuridad en blanco y negro, voy preparada para cruzarme con Merlyn, que cansado de la humedad eterna de la Bretaña en sus viejos huesos, se haya decido a venir aquí.